Besar

Los besos, una de las mejores casualidades de la vida ¿no?.

Mi primer beso fue a los 9 años. Sí, a los 9 años. No fue mi idea. Tenía un compañerito que todos los días me rogaba por un beso y yo le decía que no. Un día estaba ya cansada de su pregunta y acepté para que dejara de molestarme. A pesar de que esto suene como acoso lo recuerdo más bien como un periodo de mucha curiosidad, inocencia y despertares. Recuerdo que estábamos en el salón de computación y después de que la clase había terminado y ya no había casi nadie en el salón le dije que ese era el momento y nos besamos. ¡Vaya logística!. La cercanía, la textura y la torpeza de las bocas... Fue una agradable sorpresa. Guardé ese momento como un secreto muy especial. No por pena, sino porque sentí que ese fue uno de los primeros momentos realmente míos. Uno que nadie me había dicho como tenía que pasar, uno que yo hice -en parte- y que salió bien.

Mi siguiente beso fue 9 años después y fue con una mujer. Ahora era yo quien rogaba y quien se moría de curiosidad. Eramos amigas y pasábamos mucho tiempo juntas. Un buen día pensé que quería besarla y se lo dije. Al inicio me rechazó y me dijo que ya no pensara eso, pero después la idea creció en ella y unas semanas después de entrar a la universidad, pasó. Fue un beso muy extraño. Ella tenía mucho miedo y yo tenía mucha curiosidad. Todo pasó muy rápido pero recuerdo que después de eso fui muy feliz. Creo que técnicamente no fue un buen beso pero estuvo rodeado de rebeldía y complicidad y fue el inicio de un nuevo camino para ambas. Después de ese primer beso, ella ya no tenía miedo y tuvimos muchas oportunidades para mejorar los detalles técnicos y conocer muchas otras cosas.

He vivido besos clandestinos, besos pillos, besos largamente esperados y muchos otros que ya no recuerdo. Pero también he vivido besos azules, besos rojos y besos de bosque.  Tengo sinestesia y vivir los besos en colores o paisajes o texturas ha sido toda una revelación. Para mí, además de todo tienen un significado especial y a veces esto es como una especie de buen augurio.

Lo que más me gusta de los besos es que son una de las pocas cosas que nos obligan a vivir en el presente. El beso existe sólo cuando está pasando, no antes y no después, aunque se pueda anticipar o se pueda añorar.

La ciencia dice que los núcleos de los átomos jamás se podrán tocar. Es decir, que en las estructuras atómicas que forman nuestras moléculas y en las moléculas dan forma a las células y en las células que se agrupan para formar tejidos como la piel o los labios existen -por eso- una infinidad de abismos entre átomos. Pero, ¿por qué parece que desaparecen con los besos?.


Comentarios

  1. - me gustó leerte-


    oye, también dicen que la mitad de nuestras celulas no son humanas, o algo así. un beso, entonces, ¿puede ser una gran guerra microbiana?

    ¿besos chistosos no tienes?

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    Respuestas
    1. Podría ser dependiendo de la carga de microorganismos de la otra persona... jaja, pero me gusta pensarlo más como me dijo una vez un taxista refiriéndose más bien al sexo: "es una batalla de humedades".

      Y besos chistosos, claro, siempre que chocan los dientes (no fuerte) me parece curioso.

      ¿Y tú?

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    2. eso de los dientes me da ansias.
      yo me acuerdo de un abrazo chistoso, pero tengo que platicártelo de bulto, si no no sé cómo explicarlo

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