Paz y bien

Casi toda mi vida escolar estuve en escuelas religiosas. 

En la primaria nos obligaban a rezar el rosario todos los viernes y cada fin de mes nos llevaban a una una iglesia cercana para escuchar misa. Hay niños que aborrecen leer porque durante sus primeros años de instrucción los obligan a hacerlo. Yo aborrecí cualquier cosa que tuviera que ver con la iglesia. 

Luego en la secundaria me cambié a una escuela franciscana y le di otra oportunidad a eso de la religión. 

Recuerdo que el primer día en la primer clase el maestro preguntó si alguien quería pasar al frente a dirigir la oración. Sin demora uno de mis nuevos compañeros se dirigió al frente y todo el grupo comenzó a rezar esto:

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! 
Que allí donde haya odio, ponga yo amor; 
donde haya ofensa, ponga yo perdón; 
donde haya discordia, ponga yo unión; 
donde haya error, ponga yo verdad; 
donde haya duda, ponga yo fe; 
donde haya desesperación, ponga yo esperanza; 
donde haya tinieblas, ponga yo luz; 
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto 
ser consolado, sino consolar; 
ser comprendido, sino comprender; 
ser amado, sino amar.
Porque dando es como se recibe; 
olvidando, como se encuentra; 
perdonando, como se es perdonado; 
muriendo, como se resucita a la vida eterna.


Quedé muy sorprendida con la oración desde la primera linea. Escuchaba por primera vez una oración en donde se reconocía el poder de un individuo para elegir cómo actuar ante situaciones adversas. El destino -por fin- ya no estaba a la merced de un ser superior o ultimadamente, de algo externo a uno. 

Cuando la oración llegó a


[...] 

que no busque yo tantoser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, sino amar.

me voló la mente.

No lo puedo describir con otras palabras. En el torbellino de emociones y experiencias adolescentes llenas de egoísmo y melodrama y soledad y angustia, escuchar esas palabras cada mañana era un recordatorio de que a pesar de todo, uno aún podía -con un poco de esfuerzo- elegir un camino más positivo y noble. 

Todas las mañanas durante 6 años escuché esta oración y pienso que es una de las cosas que más influyó en mi a la hora de elegir mi configuración como persona. 

Si las oraciones tienen el objetivo de pedir bendiciones a la vida, la bendición de esta es poder hacer y sentir, sin esperar algo a cambio. 

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